El otro día recibí un mensaje muy largo. Muy largo para mí en ese momento, entiéndase… En la cuarta línea leí algo que me afectó tanto que no pude seguir leyendo. Se me aceleró el corazón, se me apretaban los dientes, me daban ganas de tirar el teléfono lejos, bien lejos… Cuando pude releer elSigue leyendo “El flujo del diálogo”