En los últimos artículos he estado hablando de la autoempatía y en este me gustaría de momento cerrar este tema, ofreciéndote algunos tips y preguntas útiles, para pasar a dedicar una serie de artículos a la empatía y la habilidad de la escucha empática según se entiende en Comunicación NoViolenta.

La autoempatía es una práctica personal nos ayuda a tener una mirada hacia nuestro interior y un diálogo interno que favorece la autoaceptación, el amor propio, la autocompasión, entendida como amor incondicional a quienes somos. Es un espacio interior que abrimos tanto como necesitamos y donde damos cabida a nuestro sentir, sea cual sea, aceptándolo como parte de nuestra humanidad.

En este espacio, la culpa y el sufrimiento van dando paso a un dolor sano y sereno que, precisamente por ser vivido y sentido en el cuerpo con plena conciencia, acaba transformándose y dando paso a nuevos sentires y a un cambio de energía que nos predispone a actuar en pro de nuestro bienestar.

En este espacio, la rabia es una valiosa señal que nos da claridad, nos dice “aquí hay algo que no me gusta y no me quiero resignar”. Al experimentarla y escuchar su mensaje, vemos que nos habla de cosas que queremos que sean diferentes, de límites que necesitamos expresar para cuidarnos y protegernos, de “noes” quizá no dichos que nos van a permitir decir “sí” a nuestras necesidades.

En este espacio, la vergüenza viene a hablarnos de todo aquello que nos gustaría hacer mejor, nos acerca a la humildad y al reconocimiento de que podríamos habernos equivocado, y al vivirla y acogerla tal cual es y preguntarnos qué querríamos hacer diferente la próxima vez, alimenta nuestro crecimiento.

En este espacio, el miedo deja de ser algo que nos paraliza para convertirse en un mensajero de nuestra necesidad de seguridad, que nos alerta de los posibles peligros y, una vez que tomamos nota, podemos equiparnos con los apoyos y recursos necesarios para encontrar nuevos caminos y adentrarnos en ellos con más confianza.

En este espacio, la tristeza pasa de ser un pozo donde creemos hundirnos sin remedio a envolvernos con su calidez, cuando entendemos qué cosas tan valiosas para nosotras estamos echando en falta y ponemos nuestra atención y nuestro corazón en el valor de aquello que ahora no está, para recordarlo, tenerlo presente y encontrar nuevas formas de traerlo a nuestra vida.

En este espacio, la alegría la vivimos sin cortarnos, sin pensar que no podemos alegrarnos mientras otras personas lo pasan mal. Sin cuestionarnos si merecemos o no merecemos lo que tenemos. Nuestra alegría tiene vía libre para expandirse y la sentimos en cada rincón de nuestro cuerpo y de nuestro corazón. La podemos bailar, reír, cantar.

En este espacio, los juicios, etiquetas y diagnósticos los acogemos y mirando más profundamente, los vamos sustituyendo por una mirada integradora, abarcadora y esencial, que renuncia al acto de clasificar, evaluar, definir de forma estática, para cultivar una mirada de proceso en el que se sobreentiende la capacidad de transformación y el dinamismo de la vida y de las personas.

En este espacio, la exigencia que nos tensa y nos agobia pasa a convertirse en una sana perseverancia, en una flecha dirigida hacia delante con total serenidad, combustible para nuestro avance personal y social.

En este espacio, estamos a salvo, arropadas, contenidas.

Tips para abrir un espacio de autoempatía en ti:

• Busca un lugar y un momento tranquilo, a solas.
• Busca una postura lo más cómoda, relajada y abierta que te sea posible.
• Respira.
• Presta atención a tu cuerpo, nota cada sensación, sin prisa, sin tratar de cambiar nada.
• Sigue respirando.
• Si estás muy afectadx, puedes imaginar que en tu interior tienes un cuenco donde puedes poner los pensamientos y las emociones que más te alteran, para que tengan un lugar dentro de ti sin inundarlo todo y puedas ir acercándote a ellos paso a paso y a tu ritmo.

Preguntas que puedes hacerte en tu espacio interior:

• ¿Cómo estoy físicamente ahora mismo? (tensa, relajada, abierta, cerrada, expansiva, encogida…)
• ¿Me estoy montando alguna película? ¿Puedo mirar la situación con más objetividad, separar hechos de interpretaciones y no dar nada por sentado?
• ¿Cuál es la emoción principal que estoy viviendo? Si esa emoción pudiera hablar, ¿qué me diría?
• ¿Qué es lo más importante para mí en este momento? ¿Qué me gustaría que pasara?
• ¿Qué valores míos están/no están presentes en esta situación? ¿Hay algún anhelo más profundo que no está saliendo a la superficie?
• Enfoca tu conciencia en tus necesidades, valores: lo que es más importante para ti en ese momento. Puedes usar listados o cartas de sentimientos y necesidades.
• ¿Qué puedo hacer para estar como me gustaría estar? ¿Me puedo pedir algo concreto ahora mismo que me encamine hacia allá? ¿Puedo pedir algo a otras personas?