Cómo decir que no sin sentirte mal

En el artículo anterior, te di algunas claves para escuchar un “no” sin pasarlo mal y encauzando la situación hacia algo constructivo. 

En el artículo de hoy, te hablo de la dificultad que muchas personas tenemos a la hora de decir que no y qué nos puede aportar la Comunicación NoViolenta para facilitarnos esta tarea.

¡Porque todxs tenemos que decir que no de vez en cuando! Es importante para cuidarnos y cuidar nuestras relaciones.

A veces nos cuesta decir que no porque lo asociamos al rechazo, lo vivimos como un “no a mi persona” / “no a tu persona”.

A veces también tenemos interiorizadas creencias que dificultan la expresión y escucha del “no” con naturalidad y ligereza, como por ejemplo:

  • “Decir que no es ser mala persona, ser egoísta”
  • “No puedo decir que no a X persona” (mi pareja, mis padre, mi madre, mi hijx, mi jefe…)
  • “Si le digo que no le haré daño, sufrirá por mi culpa
  • «Si le digo que no, la dejo abandonada.
  • “Si le digo que no, va a dejar de quererme
  • “Si le digo que no, no podré pedirle yo algo en otro momento”
Todas estas creencias están enmarcadas en un paradigma de escasez, en el cual:

  • No se perciben todas las opciones
  • La responsabilidad personal no está clara
  • Entendemos que el amor y el apoyo no pueden fluir libremente sino que están condicionados a un juego de intercambios medidos
  • Si damos un mal paso, podemos perder el amor propio (culpándonos y etiquetándonos como egoístas o malas personas) y/o el amor de las demás personas (van a dejar de quererme, no podré pedir ayuda más adelante, la relación se resentirá)

Esta visión de las cosas nos pone en una tesitura en la que pensamos que tenemos que elegir entre “me cuido” o “te cuido”. Y ninguna de estas dos opciones nos satisface.

Es más fácil expresar un “no” cuando hay conciencia del “sí” detrás del “no”, es decir de las necesidades que cuidamos cuando decimos “no”.

Hay creencias alternativas enmarcadas en un paradigma diferente que nos permite liberarnos de este peso y dificultad a la hora de decir “no”:

  • Cuando digo “no” a lo que me pide otra persona, estoy diciendo “sí” a algo importante para mí: mis necesidades y valores
  • Cuando me atrevo a decir “no” aunque me cueste, estoy haciendo un acto de autocuidado y responsabilidad personal: cuido mis necesidades y soy honesta con la otra persona
  • El dolor o decepción que pueda sentir la otra persona al escuchar mi “no” depende sobre todo de sus necesidades: nadie tiene la culpa, solo hay necesidades satisfechas o insatisfechas
  • Puedo decir “no” de una forma cuidadosa y honesta, favoreciendo la conexión, cuidando la relación
  • Puedo decir “no” a una cosa concreta y aportar otras posibles opciones, abrir un espacio para buscar una estrategia a la que ambas personas podamos decir “sí”
El “no” como castigo y expresión de dolor o enfado

A veces decimos que “no” a algo porque estamos dolidas por alguna otra cosa sucedida y utilizamos el “no” a modo de castigo o de expresión de nuestro enfado o nuestro dolor

Un ejemplo: 

Mi pareja hace algo que no me gusta y me duele mucho. No gestionamos la situación de un modo que nos permita llegar al entendimiento y la conexión y yo me quedo con resentimiento. 

Pasa una semana. 

Mi pareja me pide que haga algo por ella. Le digo que “no” con un ánimo punitivo, de venganza, como si fuera una manera de “devolverle el golpe”

Le retiro un privilegio o algo que sé que valora y que hasta ahora le he dado libremente y con ese “no” pretendo que “aprenda y se arrepienta”, “valore las cosas”, “sufra como he sufrido yo”.

Esta manera de utilizar el “no” está enmarcada en un paradigma de las relaciones en el que se entiende que las personas “merecen” castigos y malos tratos cuando “se portan mal” y que “las personas aprenden a base de reprimendas, represalias o castigos”.

Otra forma de ver las cosas en el paradigma de colaboración que promueve la CNV sería:

 

  • Sustituir la idea de “portarse bien/mal” por la idea de “actuar teniendo en cuenta las necesidades de las personas implicadas, o no
  • Darle importancia a los motivos que llevan a las personas a obedecer o cambiar su comportamiento. ¿Queremos que nos obedezcan por miedo o que colaboren con agrado?
Cosas que puedo preguntarme antes de expresar un “no”

1. ¿Cuál es mi intención al decir “no”? ¿Estoy queriendo castigar o expresar mi enfado o mi dolor con este “no”? Si es así, puedo tomar un tiempo para explorar esta situación, buscar otras maneras de expresar mi enfado o dolor, si es el caso.

2. ¿Qué necesidades mías cuido si digo que “no”? (El “sí” detrás del “no”)

3. ¿Qué necesidades puede estar queriendo cuidar la otra persona con la petición que me hace?

4. ¿Puedo pensar otras maneras de cuidar esas necesidades cuidando también las mías?

Espero que estas reflexiones y preguntas te ayuden a decir que “no” cuando es importante para cuidar de tus necesidades.

Si quieres compartir algún caso tuyo en comentarios, estaré encantada de leerte. Y cualquiero otra cosa que quieras comentar o sugerir, ¡no te cortes!

En el siguiente artículo te doy varias claves y recomendaciones para expresar tu «no» con firmeza, calidez y naturalidad.

2 Comentarios
  1. Vanessa

    He conectado con una experiencia de hace más de 6 años, de no ser firme en mi No, con un compañero de trabajo y una compañera, que me pedían prestado dinero cada final de mes para caprichos. Te lo devuelvo la semana que viene decían…
    Luego pasaban mas días o 1 mes incluso, hasta me llegaron a volver pedir sin devolver lo anterior.
    Expert@s en persuasión, chantaje emocional. ¿Que no confias en mi? Esta vez el lunes seguro te lo devuelvo…

    Detrás de mi NO, había un Sí a mi tranquilidad, aunque terminaba cediendo.

    Gracias por tu post
    Me encantó

    • noelia

      Gracias a ti por compartir, Vanessa. Me alegro que te haya gustado el artículo, espero que con estas claves encuentres recursos para mantenerte firme en tu SÍ. 🙂

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Soy Noelia Jiménez, formadora, traductora y coach.

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