
¿Sabes empatizar sin entrar en lástima ni desvivirte por arreglar la vida de nadie?
Decía una clienta mía que tiene complejo de socorrista.
Que en cuanto escucha que otra persona lo está pasando mal, se desvive por ayudarla, hasta tal punto que se agota.
Y la otra persona, muchas veces, se enfada y se resiente.
Porque la ayuda no solicitada puede recibirse muy mal.
O en otros casos, la persona se va haciendo dependiente de nuestra ayuda y no desarrolla sus propias capacidades y autonomía.
¿Te ha pasado alguna vez?
Aquí yo veo un gran problema, y es que muchas veces confundimos empatía con lástima.
Empatizar según la Comunicación Noviolenta
Cuando empatizamos (según el enfoque de la Comunicación NoViolenta) conectamos con los sentimientos y las necesidades de la otra persona, viéndola como ser humano. Somos testigos de lo que vive y acompañamos ese momento con toda nuestra presencia.
Pero no nos perdemos en su vivencia. No nos contagiamos de su emoción ni corremos a hacer nada…
Simplemente ofrecemos una mirada compasiva, nuestra atención plena, para que la otra persona pueda desahogarse, alcanzar claridad, sentirse acompañada… y llegar a sus propias conclusiones, y conectar con sus propios recursos.
Cuando sentimos lástima, es más fácil que, sin darnos cuenta, pongamos a la otra persona en un lugar de falta de recursos, de drama, de víctima.
Y sí, hay dramas en la vida.
Y es natural que se despierte nuestra lástima y nuestras ganas de ayudar.
Pero actuando desde la lástima, sin preguntar primero, yendo a socorrer o salvar inmediatamente… es difícil que lleguemos a aliviar de verdad ese drama.
A veces, hasta lo alimentamos sin querer, como comentaba al principio, reforzando dinámicas de codependencia.
Escuchar con empatía sin drama implica recordar que la otra persona tiene recursos y que nuestro papel no es salvarla ni solucionar su vida.
Ofrecer apoyo consciente y equilibrado
Podemos ofrecer apoyo, desde luego, una cosa no quita la otra.
Es importante diferenciar un ofrecimiento de ayuda consciente y equilibrado (que no se lleve por delante tus propias necesidades) de una reacción automática buscando salvar o arreglar rápidamente la situación.
Salir de ese patrón de socorrista no tiene por qué implicar dejar de prestar apoyo. Hay maneras y maneras…
Buscamos aquellas que cuiden de las necesidades de todas, que respeten nuestros límites y que no nos coloquen en un rol que no nos corresponde o no queremos asumir.
En cualquier caso, podemos ofrecer ese apoyo si nos nace después de brindar a la persona una escucha amplia para que pueda explicarse y sentir el alivio de verse comprendida.
Y comprobando también si está abierta a recibirlo, si realmente quiere ayuda o solo desahogarse… que esto pasa mucho.
La escucha es uno de los fundamentos de la Comunicación NoViolenta
Este tipo de escucha y acompañamiento es uno de los fundamentos de la Comunicación NoViolenta.
Para mí, es un bálsamo para la persona que lo recibe, un regalo también para quien escucha, con esta calidad de conexión, y abono puro para nuestras relaciones. Porque contribuye a generar comprensión, cercanía y claridad.
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