
Con los recursos que nos brinda la CNV podemos construir puentes que nos ayuden a crear y mantener una conexión respetuosa entre las personas, para entender qué es lo verdaderamente importante para cada una. Desde el entendimiento y el respeto es más fácil que se generen soluciones y estrategias con las que todas las personas se sientan cómodas. Mis necesidades cuentan, las tuyas, también. Si las ponemos sobre la mesa y entablamos un diálogo sincero, estoy convencida de que podemos llegar a entendernos. ¡Aunque solo estemos de acuerdo en que no estamos de acuerdo!
Según la CNV, la raíz de los conflictos está en las necesidades no satisfechas. Hablamos de necesidades universales, que son comunes a todos los seres humanos, como por ejemplo el descanso, el respeto, el amor, el apoyo, el reconocimiento, la libertad… Es algo que nos une. Son las necesidades lo que nos mueve a actuar de una manera o de otra. Por eso, en una situación dada, es muy importante fijarnos bien en lo que nos pasa y conocer las necesidades de todas las personas implicadas, en lugar de quedarnos en un nivel más superficial (deseos o estrategias concretas).

Las necesidades son aquello que nos permite vivir y desarrollarnos de una forma saludable y plena. Son esos valores que impregnan nuestra vida y la enriquecen. Y esos anhelos y aspiraciones que nos mueven a participar y actuar en el mundo. Hacernos más conscientes de nuestras necesidades nos ayuda a elegir estrategias eficaces y a vivir en harmonía con nuestros valores. Conocer las necesidades de las demás personas nos ayuda a entender cómo se sienten y a tenerlas en cuenta.
¡Somos interdependientes! Las necesidades de todas las personas importan. Y con ganas y creatividad podemos enriquecer nuestras vidas sin pisar a nadie. En las próximas entradas seguiremos hablando de necesidades, para ir tomando conciencia de ellas.
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