Estos días, tanto por cuestiones personales, como por cosas que van surgiendo en mis talleres y sesiones, tengo muy presente lo importante que es expresar el reconocimiento, la valoración y la gratitud por aquellas cosas que enriquecen nuestra vida.
En el contexto laboral (equipos de trabajo) me encuentro una y otra vez que hay una sed de reconocimiento no saciada: que muchas personas se sienten de alguna manera dolidas y cerradas porque no están seguras de que su dedicación sea vista, de que se valore su implicación, su contribución al proyecto.
En el ámbito de la pareja y las relaciones íntimas, sucede algo parecido. Es frecuente que nos enredemos con el día a día y dediquemos mucha atención a los problemas, a lo que no va como queremos que vaya, a lo que “nos falta”, y relativamente poco a la celebración:
Reconocer lo que nos aporta la persona o la relación, dejarnos sentir la gratitud y la dicha que nos aporta todo aquello que sí está presente y enriquece nuestra vida.

Estamos entrenadxs para detectar el peligro y ponernos a salvo. Y eso lo hacemos muy bien. ¿Pero cómo podemos hacer para nutrir nuestras relaciones desde este otro lugar?
La Comunicación NoViolenta es una herramienta fantástica para ello. De hecho, Marshall Rosenberg decía que la CNV trata a fin de cuentas de lograr una calidad de conexión que lleve a las personas a desear contribuir al bienestar de las demás, y hacerlo con gusto.
Seguro que alguna vez has hecho algo por otra persona con gusto: le has ayudado, le has dado tu apoyo, has hecho algo que le ha facilitado la vida. Y seguro que también conoces esa dulce sensación que acompaña a estas acciones desinteresadas, movidas por el amor y las ganas de contribuir.
Pues te invito a que cultives esa parte tuya y además te doy algunos tips para cultivar el reconocimiento y la gratitud con el enfoque de la Comunicación NoViolenta:
NOTA: Vamos a partir aquí del supuesto de que tienes cosas que celebrar, valorar y agradecer. Eso significa que tendrás algunas necesidades cubiertas, lo cual hace que se despierten sensaciones y emociones que llamamos agradables, cómodas, que nos gusta experimentar. Si no fuera el caso y al explorar te topas con dolor, frustración, u otras emociones más bien incómodas o desagradables, seguramente te iría mejor un un proceso de autoempatía y duelo (próximamente escribiré sobre cómo se entiende el duelo en CNV).
1. Primer paso
Conecta contigo mismx y con esas sensaciones. ¿Hay calma? ¿Hay alegría? ¿Te sientes reconfortada, confiada…?
Permítete habitar estas sensaciones, nota cómo se manifiestan en las diferentes partes de tu cuerpo, en tu forma de respirar, en tu mirada, en tu estado de ánimo…
En mi caso, me doy cuenta de que me siento reconfortada, segura y confiada.
2. Segundo paso
¿Con qué necesidades está relacionado el sentimiento?
En mi caso, me doy cuenta de que tengo muy cubiertas ahora mismo las necesidades de: compañía, afecto, calor humano, confianza, seguridad afectiva, apoyo.
3. Tercer paso:
¿Qué hechos han contribuido a que esto sea así?
En mi caso, ayer pasé la tarde y la noche con mi pareja y estuvimos bailando, cenando juntos y después compartimos muchas caricias y mimos antes de dormir.
Además, me prestó unos crótalos que tienen un sonido precioso para usar en el retiro de CNV que ofrezco este fin de semana.
Además, acordó llevar su cámara reflex y un altavoz de buena calidad, para poder sacar buenas fotos y tener música con buen sonido en el retiro.
Todo esto para mí supone un apoyo que valoro un montón. Me da la sensación de estar acompañada, de valoración de mi trabajo y de aprecio por mi persona.
Ante situaciones así, podemos decir: ¡Gracias! Y esto, acompañado de una sonrisa y lenguaje corporal, puede ser muy rico.
Mas, aplicando el enfoque CNV, podemos enriquecer aún más ese “gracias” añadiendo algo en esta línea:
Estas cosas que has hecho (prestarme los crótalos, traer, la cámara y el altavoz) lo vivo como un apoyo grande y me hace sentir muy animada y agradecida. Además, con el compartir de anoche, los bailes, los mimos… me quedó una sensación de ternura, de serenidad… me reconforta y me aporta mucha seguridad afectiva ese contacto. ¡GRACIAS!

¿Te imaginas si nos tomáramos regularmente el tiempo de saborear y valorar las cosas así?
Solo haciendo este pequeño ejercicio siento expandirse mi cuerpo y mi corazón.
Compartirlo con la otra persona contribuye a la conexión, a que se sienta valorada, vista, reconocida.
Con las parejas y personas con las que tenemos vínculos íntimos, tal vez convivencia… a veces se nos olvida lo importante que es esto. Vamos rápido, a solucionar, a gestionar lo que nos presenta el día a día.
Y se nos olvida regar las flores.
Te invito a que pruebes esta forma de valorar y agradecer lo que tienes en tu vida, que lo hagas regularmente y te fijes en qué efecto tiene sobre tu bienestar y el bienestar de la relación.
Si quieres más ideas y prácticas para aplicar la CNV a tu relación de pareja o vínculos íntimos, vente al taller presencial CNV para la pareja, con dinámicas enfocadas en mejorar las relaciones más íntimas y con comida compartida. Si vienes con tu pareja o vínculo(s) puede ser un verdadero regalo para cuidar vuestra relación.
Gracias por compartir-lo!
¡Contenta de contribuir! Gracias por tus palabras que me dan información sobre cómo llega lo que escribo.
Gracias por el artículo, Noelia. Me ayuda a tener presente que el cerebro necesita estos recordatorios para prestar atención a las cosas que podemos valorar, celebrar y agradecer, porque por defecto tiende a irse a las preocupaciones y problemas.
Me alegro de que sea de ayuda para ti. 🙂 Gracias por tu feedback!
Muchas gracias por contribuir con estos 3 pasos, me doy cuenta que hay necesidades que están cubiertas en mi.
Ahora tomé conciencia de ello al hacer una pausa y llevar a la acción tu invitación.
Gracias por tu feedback, Maricarmen. Me alegra de que leer mi artículo te haya hecho darte cuenta de cosas y te hayas dado esa pausa que mencionas.