Cuando la CNV llegó a mi vida yo estaba en un momento muy bajo.
Una ruptura de pareja que viví como un verdadero drama.
Mi vida pre-CNV:
No tenía ni idea de cuáles eran mis verdaderas necesidades, me callaba lo que no me gustaba por miedo al conflicto y me hacía responsable de los sentimientos de los demás.
De toooodos los demás. Era agotador.
Así, ¿cómo iba a tener relaciones sanas y duraderas?
El caso es que después de varios años conviviendo con mi pareja, él conoció a otra y decidió terminar nuestra relación.
Eso fue una bomba en mi vida.
Yo estaba enamorada y tenía mi vida montada entorno a él (otra cosa que ahora jamás haría).
El caso es que tenía un dolor rabioso, un sufrimiento horrible me reconcomía por dentro, y no paraba de decirme a mí misma:
¡Me siento abandonada, humillada, traicionada!
Este trágico mantra resonaba en mi mente mientras intentaba levantar cabeza sin lograrlo.
Por aquel entonces me topé con el libro de Marshall Rosenberg, Un lenguaje de vida. En ese momento no podía imaginarme que acabaría traduciendo la tercera edición ampliada. ¡Qué cosas tiene la vida!
El caso es que llegó a mis manos ese libro, y el capítulo sobre “sentimientos frente a no sentimientos” me voló la cabeza.
Según ese libro, eso que yo decía que sentía (abandonada, humillada, traicionada) eran en realidad interpretaciones de la situación.
O sea, era cierto que había habido una ruptura. Pero esa manera de formularlo y repetirlo en mi cabeza me estaba perjudicando y mucho.
Entonces poco a poco me fui abriendo a mis verdaderos sentimientos: dolor, tristeza, enfado… y fui procesándolos, con tiempo y con paciencia. Y, sobre todo, ligándolos no tanto con lo que me había hecho esa persona, sino con qué necesitaba yo.
¿Por qué tanto dolor, por qué tanto drama?
Porque había muchas necesidades básicas no cubiertas para mí en ese momento.
Se cerraba una relación que me había aportado compañía, complicidad y alegría, entre muchas otras cosas. Un proyecto de vida que me motivaba.
Además, acabamos de una forma que dejó muy insatisfechas algunas necesidades también muy importantes para mí: cuidado, valoración, transparencia, gratitud.
Cuando pasé de enfocarme en “lo que me había hecho” (en plan víctima) a identificar todas esas necesidades y conectar con mi propio poder para atenderlas, aquel drama empezó a convertirse en nuevo comienzo.
Yo misma me transformé de tal manera que ahora apenas me reconozco en aquellas acciones y pensamientos.
Deseo que esta experiencia mía y los recursos y acompañamiento que ofrezco puedan hoy servirte a ti para que le des la vuelta a los dramas de la vida, para que transformes esa voz interior y te pongas en acción para cuidarte como tú puedes y sabes.
¿Has vivido alguna situación parecida? ¿Qué retos te trae la vida hoy?
Si quieres que te acompañe a aligerar esos dramas y comunicarte de forma serena y eficaz, agenda una sesión gratuita de 15 minutos.
Me cuentas y vemos cómo te puedo ayudar. Gratis y sin compromiso.
P.D.: Te he contado mi vida para que veas que todas podemos recuperarnos de situaciones difíciles. Si yo pude, ¿por qué tú no? Agenda tu llamada si necesitas ayuda.
0 comentarios