
Hasta ahora os he ido hablando bastante de necesidades y sentimientos, que para mí forman un sistema que nos permite orientarnos hacia nuestro bienestar y nuestro desarrollo. Creo que estar en contacto con lo que sentimos y lo que necesitamos es la base para desarrollar una comunicación no violenta y dialogar de forma más pacífica y constructiva, y por eso comencé este blog hablando de ello. Hace poco, una lectora del blog compartió conmigo una inquietud que tenía. Me dijo: “hablas mucho de MIS necesidades, pero ¿eso no es ser egoísta?”
Hoy quiero tomar ese comentario como punto de partida para una reflexión, porque me parece muy importante que distingamos lo que es cuidar de nuestras necesidades de lo que llamamos “ser egoísta”. Antes de nada, me gustaría recordar que los principios de la CNV hablan de “tener en cuenta las necesidades de todxs”. Y de eso precisamente hablaba cuando inauguré este blog con esta entrada.
La CNV resulta tan útil para pacificar precisamente porque promueve esta mirada integradora e igualitaria al sostener que todos somos seres humanos con sentimientos y necesidades, y que todo lo que hacemos lo hacemos para cubrir necesidades. Lo que nos proponemos las personas que practicamos la CNV es poner el foco en lo nuestro y también en lo de lxs demás: lo que experimentan, cómo les impactan nuestros actos y palabras, cuáles son sus necesidades y preferencias. Dicho esto, yo creo que es fundamental –y más cuando se empieza con la CNV– poner una buena dosis de energía en conectar con lo que sentimos y necesitamos nosotrxs mismxs. ¿Por qué?
En primer lugar, porque cuanto más nos conocemos a nosotrxs mismxs, mejor podemos entender a otras personas y empatizar con ellas. Nuestras vivencias son muy parecidas a las de otros seres humanos. Compartimos los mismos sentimientos y necesidades. Quizá lo vivimos en distintos momentos, con distintos matices, con diferente intensidad… pero cuando nos abrimos a compartir con otras personas lo que experimentamos, es frecuente reconocer vivencias con las que nos sentimos fuertemente identificadxs: nos vemos constantemente reflejadxs lxs unxs en lxs otrxs.
En segundo lugar, para tener un diálogo que nos permita conectar y llegar al fondo de las cuestiones que queremos resolver, es de mucha ayuda haber conectado previamente (si es posible) con lo que es más importante para nosotrxs en la situación que vamos a abordar. También es muy útil mantener una práctica regular de autoempatía que nos permita familiarizarnos con las necesidades y valores más importantes para nosotrxs en nuestra vida. Así, tendremos más presentes nuestras necesidades y valores en los diálogos que vayamos entablando y tendremos una comunicación más consciente y menos reactiva.
Esto no quiere decir que, habiendo identificado nuestras necesidades, nos afanemos por cubrirlas “caiga quien caiga”, sin tener en cuenta a lxs demás. Esto es lo que entenderíamos por “ser egoísta”. Muy al contrario, la idea es ir desgranando las necesidades de todas las personas implicadas en la situación y, desde ahí, buscar conjuntamente estrategias que nos sirvan para transformar la situación y conectar lxs unxs con lxs otrxs.
Puntos clave: Mantener una práctica de autoempatía para identificar nuestros sentimientos, necesidades y valores nos ayuda a:
- Conocernos mejor y orientar nuestras decisiones según nuestros valores y lo que nos aporta bienestar
- Imaginar cómo pueden lxs demás vivir situaciones parecidas y qué valores puede haber detrás de sus actos y palabras
- Tener diálogos más pacíficos y constructivos, con una comunicación más consciente y menos reactiva
- Buscar estrategias que tengan en cuenta las necesidades de todxs
0 comentarios