Hace años tuve varias experiencias de vida en comunidad.
Fue un periodo muy enriquecedor, intenso y lleno de retos.
Organizarse, compartir tareas y espacios, la gestión emocional… te puedes imaginar que no es fácil.
Éramos 15 en total. Había una persona que estaba en la comunidad desde el inicio. Un chico volcado en el proyecto y absolutamente conectado con el propósito.
Aun así, se acabó quemando y marchando.
Se levantaba antes de las 6 de la mañana y mientras los demás todavía dormíamos avanzaba las tareas que teníamos para cada día (vendíamos elaboraciones artesanales y ecológicas en mercados locales).
Cuando yo me incorporaba al obrador él ya llevaba 3 horas trabajando.
Solía encontrármelo de mal humor y amargado.
“Si no lo hago yo, no lo hace nadie”, repetía constantemente.
A mí me sabía mal verle así y a la vez me molestaba lo que hacía.
Yo quería colaborar respetando mis ritmos, sin verme obligada a pegarme el madrugón (en parte por eso estaba probando un modo de vida alternativo… para tener más libertad de horarios).
Lo que este compañero hacía a las 6 de la mañana, podía hacerse perfectamente a las 9. Pero a esa hora, la mayoría de los días él ya había hecho la mayor parte.
Desde luego, la organización grupal era mejorable, no todas teníamos el mismo grado de responsabilidad y había algo de cierto en lo que el compañero decía.
Pero igualmente cierto es lo siguiente:
Si lo haces siempre tú, nadie tiene la oportunidad de hacerlo en tu lugar.
Y se va generando una inercia que luego es cada vez más difícil de cambiar.
¿Te lo has planteado así alguna vez?
Sé que a veces no es fácil soltar y hay realidades verdaderamente complejas. Al mismo tiempo, tú tienes el poder y la responsabilidad de decir NO y poner límites allí donde las exigencias (externas o internas) te llevan a descuidar tus propias necesidades.
A largo plazo, es lo mejor para todo el mundo.
Si tú también te encuentras haciendo cosas que otros no hacen y no quieres acabar quemada y amargada, ¡únete al programa Decir No sin culpas!
Con mis propuestas, acompañamiento y un grupo enfocado, dedicaremos 21 días a que integres los recursos de la Comunicación NoViolenta que más pueden ayudarte en este sentido.
Este programa es para ti si quieres…
- Aprender a decir NO sin sentirte culpable y dejar de sobrecargarte
- Aprender a PEDIR lo que quieres con naturalidad y recibir un NO sin tomarlo personal
- LIBERARTE de imposiciones propias y ajenas
Y todo ello, cuidando tus relaciones y en coherencia con tus valores.
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