El ser humano no es una cabeza andante. Sin embargo, a veces nos quedamos en lo mental y nos cuesta conectar con lo que sentimos.
Abrirnos a los sentimientos es clave porque nos hablan de lo que más nos importa y de lo que queremos –y lo que no queremos– en nuestra vida.
Si hay sentimientos desagradables, es señal de que hay una o varias necesidades insatisfechas; o de que algún valor muy importante para nosotros no está presente en una situación determinada.
Al darnos cuenta de esto, podemos actuar por nuestro bienestar.
Si reprimimos o ignoramos lo que sentimos, nos perdemos un mensaje vital. Y suele pasar que acabamos expresándolo de maneras poco saludables…
Cuando hablamos de sentimientos, en CNV, nos referimos a: sensaciones físicas, sentimientos, emociones, estados de ánimo.
A priori, no es necesario hacer una distinción en categorías o tipos de sentimientos, más allá de “sentimientos que aparecen cuando las necesidades están satisfechas” y “sentimientos que aparecen cuando las necesidades no están satisfechas”.
Utilizamos estas denominaciones en lugar de “sentimientos positivos” y “sentimientos negativos” porque, aunque algunos sentimientos resulten incómodos o desagradables, todos tienen una función y, en ese sentido, no hay sentimientos negativos. Es importante abrirse a todos por igual, porque traen información muy valiosa.
Cuando sientas tristeza, enfado, tensión… Cuando tengas miedo… Tómalo como una señal de que ALGO PASA. Escúchate, pregúntate qué necesidades o valores importantes para ti están en juego y qué puedes hacer para cuidarlos.
Te cuento más cositas en el siguiente artículo.
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