Responder con empatía: dos recomendaciones finales

Este es el último de la serie de artículos sobre la escucha empática que llevo publicando las últimas semanas. Te aconsejo que los leas todos; aquí te dejo un pequeño índice:

  1. La esencia de la empatía
  2. Lo que no es escucha
  3. Ejemplo de escucha empática
  4. Los tres platos del menú de la buena escucha

Si quieres mejorar tu capacidad de responder de forma empática, en primer lugar te recomiendo llevar una práctica regular de autoempatía: tomarte tus momentos para parar, respirar y ver qué estás viviendo a nivel de sentimientos y necesidades.

Ya te he hablado de eso en varios artículos (serie autoempatía), así que no me voy a extender; sin embargo quería hacer hincapié en esto por dos motivos:

  • La empatía va de reconocer la humanidad de lxs demás, y cuando eres capaz de entender lo que te pasa y cómo te afectan las cosas, es más probable que puedas imaginar qué le pasa y cómo le afectan las cosas a otra persona, y verla como un ser humano más allá de que lo que haga te guste o no.
  • No puedes empatizar si estás muy afectadx por una situación. Para responder con empatía necesitas estar presente, y si tienes la cabeza llena de películas, el corazón magullado o el ánimo alterado por algo que ha pasado o que crees que va a pasar, difícilmente vas a poder abrirte a la experiencia de lxs demás.

Es por eso que en CNV decimos “autoempatía primero”.

Por supuesto, hay situaciones en las que no tenemos tiempo de darnos un espacio de autoempatía.

Ahí es donde entra en juego la práctica: cuanto más practiques en momentos de tranquilidad, más entrenado tendrás el músculo, tanto el de la autoempatía como el de la empatía, y más agilidad tendrás para conectar con tus sentimientos y necesidades e imaginar qué puede estar sintiendo y necesitando la otra persona.

Y por eso mi segunda recomendación, si quieres mejorar tu capacidad de responder de forma empática, es que busques una persona con conocimientos de Comunicación NoViolenta que tenga también ganas de practicar y os hagáis “pareja de empatía”.

De ese modo estarás, por un lado, practicando la escucha empática en un marco seguro y, por otro, recibiendo escucha empática, lo cual te aportará muchísimo a nivel de entender lo que vives, alivio y acompañamiento cuando estés en momentos difíciles, multiplicar la alegría cuando estés en momentos dulces, y seguramente mucha conexión y cercanía con esa persona.

Podéis tener citas semanales o quincenales, por ejemplo, y dedicar una parte del tiempo a escuchar y la otra a expresar, o bien cada semana dejar el espacio para que una persona se exprese y la otra escuche.

En mis talleres siempre hago estas dos recomendaciones y, las personas que las siguen, me dan muy buen feedback sobre lo que les aporta. Yo incorporé esta práctica a mi vida hace ya muchos años y los beneficios han sido enormes.

En resumen:

  • Lleva una práctica regular de autoempatía
  • Busca una «pareja de empatía» para practicar la escucha empática regularmente

Si algún día necesitas escucha empática de calidad porque necesitas claridad y alivio con una situación difícil y no tienes a nadie disponible, puedes agendar una sesión conmigo y estaré encantada de brindarte ese espacio.

Si quieres iniciar una práctica de escucha empática con otra persona y necesitáis apoyo para echarlo a rodar, también puedo ayudaros en sesión con tips y algo de práctica supervisada para que empecéis con buen pie.

En la próxima serie de artículos te estaré hablando de otro elemento fundamental en la Comunicación No Violenta, sin el cual la escucha empática no tendría sentido: la expresión honesta. Honestidad cuidadosa, no decir lo que se me pase por la cabeza sin filtro… 😉 ¡Hasta entonces!

Si quieres trabajar la escucha empática conmigo desde la perspectiva de la CNV, únete al programa Responder sin reaccionar.

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